Dracónidas
La lluvia de las dracónidas es visible en el hemisferio norte entre el 6 y el 10 de octubre, y su momento de máxima actividad sucede hacia el día 8 de octubre.
Las dracónidas suelen ser una lluvia de meteoros modesta, generando unos 20 meteoros por hora, con una velocidad de 20 kilómetros por segundo. Pero durante los años 1933 y 1946 fueron visibles unas impresionantes exhibiciones, con una tasa de miles de meteoros por hora. También en octubre de 2011, a pesar de que la Luna dificultaba la observación, fueron contabilizados más de 600 meteoros por hora.
Para observadores a nuestras latitudes, 40º norte, el radiante de las dracónidas se sitúa por encima del horizonte durante toda la noche.
¿Qué se espera en 2024?
El 2024 el máximo de esta lluvia se producirá dos días antes del cuarto creciente, por lo que su observación será más propicia después de la puesta de nuestro satélite.
El pico del máximo será el día 8 de octubre hacia las 15 horas de tiempo oficial peninsular, aunque puede haber picos secundarios cerca de la salida del Sol ese día, producidos por el filamentos de polvo emitidos por el cometa progenitor en pasos anteriores, por lo que la visión antes del crepúsculo matutino puede ser propicia.
El 'radiante' de las dracónidas.
¿Por qué suceden?
Las dracónidas ocurren cuando la Tierra atraviesa el anillo formado por los fragmentos desprendidos del cometa 21P/Giacobini-Zinner, por lo que esta lluvia de meteoros también recibe el nombre de las giacobínidas. Cuando uno de esos fragmentos (o meteoroides) entra en contacto con la atmósfera terrestre, se calcina por la fricción con el aire creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz.
El lugar de donde parecen salir las estrellas fugaces de denomina radiante y su localización se suele utilizar para nombrar la lluvia de meteoros. El radiante de las dracónidas se encuentra en la constelación de Draco o el Dragón.
¿Qué hacer para ver las dracónidas?
El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible observar desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión. Aunque las dracónidas parecen venir de la constelación de Draco, se pueden ver en cualquier parte del cielo. Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza cuando esta esté presente. Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad.